Cuando hablamos de preparar un buen café, solemos pensar en el tipo de grano, la molienda o el método. Pero hay una variable fundamental que muchas veces se pasa por alto y que, sin embargo, puede transformar por completo el resultado: el ratio. Entenderlo no solo mejora tu taza, sino que te da control y criterio para tomar decisiones más informadas al preparar café.
¿Qué es exactamente un ratio?
El ratio es la proporción entre la cantidad de café y la cantidad de agua usada para preparar una bebida. Se expresa como una relación, por ejemplo, 1:15 o 1:17, y sirve como base para cualquier receta.
Un ratio de 1:15 significa que por cada gramo de café se usan 15 gramos (o mililitros) de agua. Así, si usas 20 g de café, necesitarás 300 ml de agua. Esta relación define cuán concentrada o diluida será tu bebida.
Este concepto se aplica sobre todo en métodos por filtrado o inmersión. En el caso del espresso, la lógica cambia ligeramente, pero la idea de proporción sigue siendo igual de importante.
¿Qué pasa cuando cambiamos el ratio?
Modificar el ratio cambia la experiencia en la taza, y es una forma sencilla de explorar el sabor sin alterar otros parámetros como la molienda o el tiempo.
- Un ratio más bajo (1:12 a 1:14): más café en menos agua. El resultado será una bebida más intensa, con cuerpo más denso, a veces más amarga o más dulce si está bien equilibrada.
- Un ratio más alto (1:17 a 1:18): menos café por unidad de agua. Da lugar a una taza más ligera, con menos cuerpo y más claridad. Las notas ácidas o frutales pueden destacarse más, pero si se exagera, el café puede quedar diluido o plano.
Este ajuste es especialmente útil cuando un café te parece demasiado fuerte o débil. A veces no hace falta cambiar el grano o el método, solo mover el ratio uno o dos puntos.
Ratios recomendados por método
A modo de guía general, puedes partir de estos ratios de preparación de café según el tipo de preparación que uses en casa:
- V60, Chemex, goteo manual: entre 1:15 y 1:17. Permite tazas limpias, aromáticas, con claridad.
- Prensa francesa: entre 1:12 y 1:15. Más concentración y cuerpo, ideal para resaltar texturas.
- AeroPress (en modo clásico o estilo filtrado): entre 1:14 y 1:16. Muy versátil, puedes usar menos agua para un café más parecido a un espresso, o más agua para una taza tipo americano.
- Espresso: aquí no hablamos de café/agua, sino de café molido frente al peso de la bebida en taza. Un espresso estándar parte de un ratio 1:2 (ej. 18 g de café para 36 g de bebida extraída).
Nota importante: El ratio en espresso está vinculado al tiempo de extracción, la molienda y la presión. Por eso, aunque el número es similar, el enfoque técnico es distinto al de los métodos filtrados.
¿Qué ratio de café y agua usar según el método?
La proporción entre café y agua varía según el método de extracción. Cada técnica requiere un equilibrio distinto para lograr una buena taza. A continuación, te mostramos los mejores ratios de preparación para los métodos más comunes, con explicaciones claras para cada uno.
Ratio para café filtrado (V60, Chemex, goteo manual)
Ratio recomendado: entre 1:15 y 1:17
Esto significa usar entre 15 y 17 mililitros de agua por cada gramo de café molido. Este rango permite obtener un café limpio, claro y expresivo, ideal para resaltar la acidez y las notas aromáticas del grano.
Ejemplo: 20 g de café con 300 ml de agua (1:15)
Ratio para prensa francesa
Ratio recomendado: entre 1:12 y 1:15
Este método de inmersión requiere una proporción más baja porque el café permanece en contacto con el agua durante más tiempo. El resultado es una bebida con mayor cuerpo, textura y sabor intenso.
Ejemplo: 30 g de café con 360 ml de agua (1:12)
Ratio para AeroPress (modo filtrado)
Ratio recomendado: entre 1:14 y 1:16
El AeroPress permite muchas variantes, pero en su uso estándar (como método de vertido o infusión rápida), se comporta como un híbrido entre la prensa y el filtrado. Un ratio medio permite versatilidad y buenos resultados.
Ejemplo: 17 g de café con 255 ml de agua (1:15)
Ratio para espresso
Ratio recomendado: entre 1:2 y 1:2.5
A diferencia de los métodos anteriores, el espresso no se mide por volumen de agua, sino por el peso de la bebida final extraída en comparación con el café molido. Por eso se habla de “ratio de extracción”.
Ejemplo: 18 g de café → 36 g de bebida extraída (1:2)
- 1:1.5 a 1:1.8 → ristretto (más concentrado)
- 1:2 → espresso clásico (balanceado)
- 1:2.5 → lungo (más diluido, con más claridad)
El ratio como herramienta de control
Una de las mayores ventajas de trabajar con ratios es que te da un lenguaje común y reproducible. Si usas una cuchara o una taza para medir, los resultados serán distintos cada vez. Pero si usas una balanza y un ratio, puedes ajustar tus recetas, replicarlas y entender por qué algo funcionó (o no).
Además, usar ratios te obliga a prestar atención: a cuánto café estás usando, cuánta agua le aplicas y qué resultados obtienes. Es una forma práctica de entrenar el paladar y desarrollar tu propia metodología.
¿Cuál es el “mejor” ratio?
No hay uno solo. Lo importante es elegir uno, usarlo varias veces, y luego cambiarlo con intención. Muchas personas preparan café distinto cada día sin saber por qué. El ratio te permite empezar a tomar decisiones con criterio.
Puedes comenzar con:
- 1:16 para filtrados, una proporción equilibrada entre cuerpo y claridad.
- 1:14 para cafés con más textura y notas más intensas.
- 1:17 o 1:18 para cafés más ligeros, más delicados, con menor cuerpo.
Haz pruebas. Cambia solo el ratio y observa cómo cambia el sabor. Lleva un registro. Así, no solo harás mejores tazas: aprenderás en el camino.
De todas las herramientas que puedes usar para mejorar tu café en casa, el ratio es probablemente la más fácil de aplicar y la más efectiva. No necesitas equipos costosos ni conocimientos técnicos profundos. Solo necesitas una balanza, algo de atención, y ganas de entender lo que pasa en tu taza.
Al final, dominar los ratios no es solo una cuestión de números. Es una forma de aprender a saborear con más atención, preparar con más intención, y disfrutar el café como un proceso, no solo como un resultado.